Cripto: Cardano en estado de alerta tras sospechas de desvío

Los dramas financieros se encadenan pero no se parecen en el universo cripto. Último giro: Cardano, largamente alabado por su seriedad académica, enfrenta una acusación explosiva de desvío de aproximadamente 600 millones de dólares en ADA. Charles Hoskinson, figura tutelar del proyecto, promete una auditoría. El asunto podría redefinir la confianza en el mismo corazón de la gobernanza descentralizada.

Un huracán de sospechas en torno al hard fork Allegra

El fuego se cocina desde que un artista NFT, Masato Alexander, afirma que Hoskinson habría utilizado discretamente una «clave de génesis» para reescribir el registro durante el hard fork Allegra de 2021.

Como apoyo: una transacción llamada Move Instantaneous Rewards del 24 de octubre de 2021 que transfiere 318 millones de ADA de las reservas hacia lo que parece una bolsa de tesorería. La acusación habla de un desvío total que suma 619 millones de dólares, una parte considerable del tesoro de guerra de Cardano.

Sin embargo, Hoskinson presenta una cronología más fría: esos tokens provenían de asignaciones ICO que quedaron huérfanas.

Según él, la mayoría de los 350 millones de ADA en cuestión habrían sido reclamados por sus compradores iniciales a lo largo de siete largos años, y la insuficiencia restante entregada a Intersect, el órgano de gobernanza comunitaria. «IOG nunca se ha apropiado de semejante botín», afirma categóricamente, descartando la idea de una caja negra oculta.

Esta negación no ha sido suficiente para calmar Twitter: influencers, analistas on-chain y usuarios comunes diseccionan cada UTXO en busca de una anomalía. Algunos recuerdan la opacidad de otros proyectos durante crisis anteriores; otros destacan que Cardano ha construido su reputación sobre la rigurosidad formal.

La brecha en la percepción es brutal: por un lado, un protocolo que se quiere ejemplar; por otro lado, la imagen de un fundador sospechado de manipulación contable.

Auditoría, confianza y futuro de la gobernanza en la esfera cripto

Frente al alboroto, la Fundación Cardano e Input Output Global han encargado una auditoría externa «forense». El informe, prometido para las próximas semanas, debe rastrear cada ADA desde 2015.

Hoskinson, visiblemente «profundamente herido» por el escepticismo imperante, anuncia que pronto confiará su cuenta X a un equipo de medios y que reformateará sus famosas sesiones AMA. Un gesto que ilustra la tensión entre la transparencia radical y el agotamiento personal.

Más allá de la telenovela, el episodio cuestiona la naturaleza misma de la gobernanza cripto. Hoskinson, que intervino recientemente en la Paris Blockchain Week 2025, abogaba por una «economía colaborativa» capaz de rivalizar con las Big Tech que pronto serán reguladas. Ironía del calendario: el escándalo revela cuánto la legitimidad de una red se basa menos en su código que en la confianza, siempre frágil, entre fundadores y comunidad.

Queda la etapa post-auditoría. Si las conclusiones limpian a Cardano, el procedimiento podría convertirse en un precedente salutífero: demostrar que una blockchain puede autoexaminarse sin invocar a una autoridad central. En caso contrario, el ecosistema tendrá que aceptar que ningún protocolo está a salvo de un punto ciego humano. Pase lo que pase, este episodio recuerda una verdad simple: en cripto, la transparencia no es un eslogan de marketing, sino un imperativo vital. Descubra además las declaraciones que agravan aún más a Coinbase.