Más de u$s50 millones robados: el hackeo que cambió la historia de las criptomonedas
En un ecosistema donde cada segundo vale millones, las criptomonedas exigen seguridad extrema. Sin embargo, ni el mejor código resiste si hay vulnerabilidades sin parchear. Uno de los casos más graves dejó a la vista cuán frágil podía ser una revolución digital basada en la confianza.
El robo de millones en la red de Ethereum no solo marcó una pérdida económica. También generó una fractura ideológica y técnica dentro de una de las comunidades más innovadoras de las finanzas descentralizadas. El ataque puso en jaque la filosofía del código inmutable.
El hackeo de The DAO que marcó un antes y un después en el mundo de las criptomonedas
En 2016, nació The DAO, una organización autónoma descentralizada que captó la atención global al permitir a los inversores votar proyectos y mover fondos sin intermediarios. Funcionaba sobre la cadena de bloques de Ethereum y recaudó más de 150 millones de dólares en Ether, atrayendo a miles de usuarios.
El modelo proponía una cooperativa digital gestionada por contratos inteligentes. Pero una falla en el código abrió la puerta a un ataque devastador. Un hacker explotó una vulnerabilidad conocida como "llamada recursiva" y drenó aproximadamente 3,6 millones de tokens ETH, lo que equivalía a cerca de 70 millones de dólares en ese momento.
El ladrón no vació la totalidad de los fondos. La razón: el sistema tenía un plazo de espera antes de que el Ether robado pudiera moverse a una cartera personal. Esa ventana fue clave para que la comunidad reaccionara y evaluara una salida urgente al caos generado.
El evento dejó en evidencia las limitaciones de la tecnología blockchain cuando se enfrenta a decisiones humanas. Y lo que en principio fue un experimento revolucionario, se transformó en una crisis que expuso las grietas de una promesa descentralizada.
La respuesta del creador de Ethereum tras el robo de millones
Vitalik Buterin, cerebro detrás de Ethereum, propuso una solución radical: evitar que los fondos robados pudieran moverse. La idea dividió a la comunidad. Mientras algunos defendieron la pureza del código, otros optaron por proteger a los inversores.
Finalmente, la red se bifurcó. Se creó una nueva versión de Ethereum que devolvió los fondos a sus dueños. La original, que no reconoció esta decisión, pasó a llamarse Ethereum Classic. Así nació una doble realidad en el mundo cripto, con lecciones que aún resuenan en el presente.
Descargo de responsabilidad: El contenido de este artículo refleja únicamente la opinión del autor y no representa en modo alguno a la plataforma. Este artículo no se pretende servir de referencia para tomar decisiones de inversión.
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